Guía y consejos

Hormigón vibrado, un paso esencial

El hormigón fresco es una mezcla de cemento, agua, arena, grava, aditivos y… burbujas de aire. Vibrar el hormigón nada más verterlo elimina estas burbujas de aire. Se trata de un paso esencial, ya que sin él, las burbujas de aire permanecen atrapadas en el interior de la mezcla, incluso una vez endurecida. Como resultado, se degradan las propiedades técnicas del hormigón, en particular su resistencia y durabilidad.

Al expulsar las burbujas de aire y favorecer el asentamiento de los áridos, la vibración garantiza el correcto llenado de los moldes y encofrados, así como el empotramiento de la armadura. Una vez eliminados los huecos, el hormigón es más denso y resistente.

Vibrar el hormigón también hace que la superficie sea más lisa y atractiva.

Todo depende del sector de actividad y de la aplicación.

En la industria de la construcción y la ingeniería civil, y en particular en la prefabricación, la vibración interna se utiliza para garantizar que la armadura quede perfectamente embebida y que el hormigón se adhiera eficazmente a ella. La vibración interna puede realizarse mediante una aguja vibratoria, un convertidor de frecuencia y/o una unidad de vibración flexible.

La vibración externa del hormigón también puede ser relevante en talleres de prefabricación y en obras de construcción, donde la naturaleza específica de la estructura dificulta el uso de una aguja vibratoria interna, por ejemplo. La vibración externa actúa sobre el hormigón a través de un encofrado. Este método también puede ser útil en la industria, sobre todo para realizar ensayos. La vibración externa del hormigón requiere el uso de vibradores externos y/o soluciones como mesa vibratoria o regla vibratoria.